Hay situaciones que están ahí delante de nosotros, durante mucho tiempo, sin ser vistas, y solo cuando alguien pone el ojo en ellas, todo el mundo intenta sacarles rédito.
Lo mismo ocurre con algunos regalos, que están ahí, y no se ven, hasta que un buen día alguien se da cuenta, lo empaqueta bonito, le pone un gran lazo, y una etiqueta que pone: regalo.
Exactamente eso es lo que ha sucedido este año con la Floración de Cieza. Los frutales llevan toda la vida dando flores, y ofreciendo de manera gratuita este espectáculo de la naturaleza.
Pero el proyecto cultural, turístico, paisajístico y gastronómico que nos han ofrecido este año los nuevos responsables del Ayuntamiento de Cieza, es para quitarse el sombrero, máxime si lo comparamos con la apatía de los anteriores responsables.
Han convertido lo que estaba ahí, a la vista de todos, pero al disfrute de unos pocos, en un verdadero reclamo turístico que ha superado todas las expectativas. Los que hemos podido ver el contraste, lo hemos notado: de unas decenas de personas que hasta el año pasado visitaban el fenómeno cada fin de semana, han pasado a un pueblo en ebullición, un valle atestado de personas, actividades, iniciativas y contenidos, reactivando la economía local, el turismo, y el propio nombre de la ciudad.
En definitiva, personas que han demostrado que esta región puede vender mucho más que sol y playa, que puede venderlo bien, y que para ello no hace falta acompañar el producto de un campo de golf con 7000 viviendas.
Felicidades por la iniciativa, y a ver si cunde el ejemplo.