EjePrime | 14/06/2021
El eurodiputado socialista está presente comisión del Parlamento Europeo sobre la Nueva Bauhaus Europea y apunta que la iniciativa corre el riesgo de convertirse en un movimiento elitista.
La Nueva Bauhaus Europea coge forma. Uno de los proyectos que está levantando más expectativas a lo largo de la Unión Europea (UE) son las pruebas piloto. Con la convocatoria ni siquiera abierta, diversas ciudades se apresuran presentarse como las perfectas candidatas. En España suenan con fuerza Sevilla y Barcelona, aunque sólo cinco ciudades de la Unión Europea lograrán su objetivo, una cifra que, para Marcos Ros, eurodiputado español del grupo socialista encargado de la comisión de la Nueva Bauhaus Europea y presidente del Grupo de Amigos de la Bauhaus, se queda corta.
Aunque las bases de la elección para los proyectos piloto no se han hecho públicas, la Comisión ya ha anunciado que serán cinco proyectos los que servirán de laboratorio de pruebas para la Nueva Bauhaus Europea, y que el este plan contará con un presupuesto de 25 millones de euros. “Es algo que nos parece escaso para los proyectos que quieren abarcar”, apunta Ros.
“A esta primera ronda de las pruebas piloto se presentarán una gran cantidad de países y vemos que se quedarán fuera muchos proyectos urbanos de, como mínimo, 22 estados miembros”, apunta Ros. “Hemos solicitado que se amplíen, pero no parece que vayan a hacerlo”, asegura el eurodiputado, arquitecto de formación.
Ante este presupuesto, que si se repartiera equitativamente comportaría cinco millones por proyecto el arquitecto, presume que la Comisión elegirá acciones de rediseño y adaptación, más allá de la obra nueva. “Aunque los 25 millones no tienen por qué repartirse de forma igualitaria y puede que se escoja algún proyecto con mayor presupuesto”, agrega Ros.
“Lo más probable es que se destine un paquete presupuestario propio dentro del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder)”, señala Marcos Ros.
La Nueva Bauhaus Europea avanza junto al gran proyecto europeo post-pandemia, los fondos Next Generation, pero todo apunta a que el proyecto no se incluirá como uno de los beneficiarios de los fondos, sino que será una filosofía que los recorrerá en su conjunto. “Una vez se consolide el proyecto, lo más probable es que se destine un paquete presupuestario propio dentro del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (Feder)”, apunta el eurodiputado.
Que la Bauhaus se encaje en los Feder no es casual. Además de la presidenta de Comisión Ursula von der Leyen, dos comisarias de la organización han impulsado el proyecto: Mariya Gabriel, responsable del área de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, y Elisa Ferreira, dirigente del área de Cohesión y Reformas. Desde las entidades interesadas, se apunta a que los proyectos deben abarcar las diferentes áreas climáticas y culturales de la Unión.
“Una vez elegidos los proyectos, es probable que se opte por realizar otra ronda de pruebas piloto y ya después empezar el proyecto consolidado con su partida presupuestaria”, explica el eurodiputado. Por ahora, los plazos que se conocen señalan que este mismo mes se abrirán la convocatoria y se publicará la decisión en septiembre. Ese anunció dará el pistoletazo de salida a la fase de resultados para iniciar la difusión a inicios de 2023.
De momento, la fase de codiseño, que también ha consistido en presentación de proyectos que optan a un premio y la creación de una red de 150 partners a lo largo de la Unión Europea, está generando mucho interés. “Encontramos buenas iniciativas en Holanda, Letonia, Portugal o Italia”, explica Ros, que apunta que todas las ciudades están dando palos de ciego para no quedarse atrás. “Creo que la Comisión se ha llevado una grata sorpresa con el alcance que ha tenido el proyecto”, destaca Ros.
“Hay confusión entre las ciudades, pero parece que es algo que desde la Comisión ya tenían previsto”, señala el eurodiputado.
El poder de convocatoria se ha visto con la elección de los socios: tras más de 500 solicitudes sólo se han elegido 150 partners para el proyecto. “La Comisión tuvo que organizar sesiones explicativas para las asociaciones que no entraron para contarles qué podían hacer entonces, algo que se suponía que debían de hacer de forma individualizada”, explica el directivo.
En España, la fundación Mies Van de Rohe, la escuela de diseño Elisava o la Escuela Superior de Arquitectura de Sevilla han conseguido hacerse un hueco entre las asociaciones, fundaciones, escuelas y otros organismos que han querido vincular su nombre al de la Nueva Bauhaus Europea y son socios del proyecto.
“Hay confusión entre las ciudades, pero parece que es algo que desde la Comisión ya tenían previsto”, añade el eurodiputado, que describe el caos generado como una “difusión controlada”. Más allá del enredo comunicativo, Ros señala a la falta de concreción y de ambición en los proyectos piloto, dado su bajo presupuesto, como los puntos flacos de la iniciativa. “Los proyectos piloto de la Bauhaus son pocos y con bajo presupuesto”, admite.
Además, apunta que uno de los principales riesgos que corre la iniciativa es convertirse en un movimiento elitista incapaz de permear en todos los barrios y que sólo se haga fuerte como reflexión intelectual, sin materializarse.
“Más allá de la hoja de ruta que se acabe imponiendo, que la Comisión Europea haya optado por un proyecto que pone la arquitectura y el diseño en el centro ya es un gran logro”, indica Ros. “Es la primera vez que hay una política pública con la arquitectura y el diseño como base y no podemos permitir que las reformas urbanas que están por venir se limiten a cambiar la caldera o el marco de las ventas para gastar menos energía, hay que apostar por una reforma estructural”, agrega el eurodiputado.