El eurodiputado murciano del PSOE, Marcos Ros, coge La Lupa de Metropólitan Daily.


Unos días antes de la pausa veraniega, me despedí deseándoles un buen verano, y deseando que a la vuelta del mismo tuviéramos mejores datos de la pandemia y pudiésemos recuperar una vida más normal.

Parece que lo vamos consiguiendo, que las cifras van bajando de manera consistente y que la vacunación alcanzó el objetivo propuesto, pese a los agoreros del Partido Popular que vaticinaron (quien sabe si tal vez desearon) que tardaríamos 4 años en alcanzar el setenta por ciento.

Pero no todo ha sido bueno este verano. Que se lo pregunten a los veraneantes del Mar Menor, a los hosteleros, o a cualquier ciudadano de la Región, porque el Mar Menor es nuestra joya ambiental, nuestro sustento económico, y nuestra seña de identidad.

Una identidad que se nos muere desde hace años, sin que sirvan de nada los avisos serios que ha ido dando: la sopa verde de 2016 o la mortandad masiva de peces en 2019. Siguen sin cortarse en origen las causas que provocan su deterioro, y este verano hemos vuelto a ser noticia, con toneladas de peces muertos en las orillas.

De nada sirve una Ley de protección aprobada en 2020, si prácticamente ninguna de las medidas que contempla se ha puesto en marcha. De nada sirven las movilizaciones y protestas de la ciudadanía, si no cambiamos el modelo de respeto al medio ambiente. De nada servirán los casi 300 millones de euros anunciados por el Gobierno de España para acciones de regeneración ambiental, si se siguen usando masivamente nitratos que acaban en la laguna.

El Gobierno Regional debe reaccionar de una vez, cambiar el modelo de desarrollo económico y agrario de la comarca, impedir el uso de nitratos masivos en la agroindustria más próxima, apostar por una agricultura sostenible y compatible con el Mar Menor, y permitir que la hostelería, el medioambiente y la sociedad que vive en torno a la laguna tengan un futuro.

Este mar es como un enfermo de cáncer de pulmón, de nada servirá operarlo o trasplantarlo, si antes no deja de fumar. En sus manos está.