Seis meses y seis días después, los españoles volveremos a votar este 26 de junio, aquello que ya votamos el 20 de diciembre. Es decir, elegiremos a la totalidad de los diputados del Congreso, y a la mayoría de los Senadores.
Serán 350 diputados electos, entre cuyas misiones se sitúan alguna de las más importantes, empezando por la primera: elegir al presidente del Gobierno para los próximos cuatro años.
Sí, durante 4 meses hemos depositado la confianza, y la soberanía popular, en estas 350 personas, hombres y mujeres, que nos han fallado a todos los españoles, en el artículo primero de su listado de obligaciones: elegir al Presidente.
Habitualmente se pone el foco en 5 personas (Mariano, Pedro, Pablo, Albert y Alberto), pero hay otras 345 personas con igual responsabilidad en lo que nos ha sucedido.
350 personas, en total, que han incumplido su deber moral de dialogar, llegar a acuerdos, pactar, buscar alternativas, ofrecer consensos, plantear soluciones, etc. Pero su deber principal era representar la soberanía popular para elegir un gobierno, y no lo han hecho.
Como ciudadanos, cumplimos a diario cientos de deberes (normas de tráfico, fiscales, de convivencia, laborales, y un largo etcétera…) y si no los cumplimos, nos exponemos a recibir sanciones, advertencias o incluso penas.
Ahora, la gran mayoría de ellos, sin un ápice de autocrítica, se apresuran a imprimir nuevamente su nombre en las papeletas de voto de todos los partidos, que renovarán, sin mirar, sus listas.
En nuestra mano está, el 26J, preguntarnos qué ha hecho cada uno de ellos estos 4 meses, y si, al menos alguno, en lugar de dejar morir la legislatura, o bloquear cualquier acuerdo, intentó cumplir con su deber.