Faltan solo cinco días para celebrar, un año más, el día del libro. Como cada año, se llenarán las calles, televisiones y periódicos de actividades para celebrarlo: lecturas públicas, actos institucionales, y por supuesto, mucho marketing y mucha venta de libros.
Pero este no es un año cualquiera. Este año se cumplen 400 años de la muerte de Cervantes y Shakespeare, motivo por el que precisamente celebramos cada 23 de abril el día internacional del libro.
400 años de la muerte de nuestro escritor más importante que jamás hayamos tenido. Toda una fecha redonda para celebrar y dedicar todo un año, y todo un país, a conmemorar y honrar a nuestra literatura y a nuestro idioma, a nuestros escritores, y especialmente a conmemorar la maestría ejemplar de Cervantes.
Seguramente, a solo cinco días, habrá millones de españoles que todavía no lo sepan, porque nuestro gobierno ha decidido dejar en el olvido tal fecha. No es una fecha sobrevenida, ni una efeméride nueva, no. Se sabía desde hace 399 años… pero nadie la ha preparado.
Especialmente se sabía cuando el señor Rajoy inició la legislatura, y cuando la terminó en diciembre debió dejar todo preparado para que 2016 fuese un año internacional de Cervantes. Pero no: una web, dos actos institucionales, y chim pun, como diría el propio Rajoy, que lleva todo este 2016 escondido en su casa, en funciones, y probablemente no haya leído más que el Marca de los lunes.
En semanas como esta, dan ganas de convertirse en británico, porque al menos ellos llevan todo un año honrando como se merece al otro gran genio de la literatura universal, que también cumple 400 años.