Murcia. Año 2050. Las altas temperaturas de los últimos años llevan al Ayuntamiento de Murcia a trasladar las Fiestas de Primavera a febrero. La sequía que afecta a la Región obliga a restringir el uso de hojas de limonero para la elaboración de paparajotes. Un super ordenador tiene en su mano la planificación de cosechas en función de las perspectivas climáticas y, sin embargo, seguimos siendo líderes en las exportaciones de piñas, papayas y aguacates a Europa.

Las máquinas de simulación virtual ayudan a los niños y niñas a conocer cómo eran los animales y las plantas que habitaban este territorio hace décadas. Muy pocos de ellos pueden entrar en Sierra Espuña o bañarse en el Mar Menor, convertidos en reservas biológicas con acceso limitado y exclusivo.

La refinería de Escombreras se ha convertido en un museo de arte de vanguardia tras su cierre por la prohibición del uso de combustibles fósiles y Elon Musk III proyecta en el Altiplano una planta solar con la que abastecer la estación espacial desde la que pretende volar a Marte.

El planeta entero sigue pagando las consecuencias del incremento de temperaturas. En Murcia, barrios enteros de refugiados muestran su descontento por las condiciones en las que habitan. Junto a ellos, conviven los vecinos que tuvieron que dejar las pedanías altas de Lorca o la comarca del Noroeste. A día de hoy, se les considera los «primeros desplazados climáticos» de los que se tuvo constancia en la Región.

Hasta aquí la aparente distopía. Son algunas de las situaciones que hemos imaginado a lo largo de 17 programas de #Murcia2050. Circunstancias puramente ficticias con las que hemos viajado al futuro de nuesta Región para conocer las causas y consecuencias del Cambio Climático, además de saber qué ese está haciedo para mitigar y adaptarnos al calentamiento global.