En estos últimos días he tenido la ocasión de comprobar en persona, la auténtica chapuza que supone la nueva avenida Fica – Beniaján, que coincide con lo que yo ya había vaticinado y denunciado reiteradamente antes de su inauguración.
Quizá pueda parecer duro el calificativo que acabo de expresar, pero seguro que si me permiten detallarles el estado de esta vía, coincidirán conmigo en que todavía se le podría calificar más duramente.
Desde el equipo de gobierno llevan años vendiéndonos día y noche, y mucho más desde el fichaje de la nueva concejala de Medio Ambiente, que apuestan por la “movilidad sostenible”. Y digo vendiéndonos, porque poco más han hecho; y porque como vulgares charlatanes de feria, todo aquello que nos venden, resulta ser inútil o totalmente falso al llegar a casa.
Así la avenida recién inaugurada consta de dos carriles por sentido para vehículos de motor, y una escasa y reducida mediana que separa los dos sentidos de circulación.
Y nada más.
Aunque parezca increíble, después de tres años de retrasos en su inauguración, no se permite otro tipo de circulación que no sea en vehículo privado.
No dispone de un arcén lateral que permita paradas momentáneas, por cualquier avería o contingencia urgente. Tampoco dispone de un bordillo de remate o un quitamiedos que la separe de las huertas circundantes, a casi un metro de desnivel. Ya saben, cualquier salida de la vía, acabará seguramente con un vuelo raso hasta las copas de los limoneros, o en el mejor de los casos, podrá aterrizar suavemente sobre la plantación de lechugas más próxima.
La vía no dispone del prometido paso subterráneo en el cruce con la avenida Miguel Induráin, lo cual multiplica el efecto barrera que ya se producía en el Cruce de los Dolores, al llegar los vehículos desde Beniaján al semáforo que regula esta intersección.
Como si transitaran por el cuarto anillo del “Infierno Dantesco”, los coches están condenados a vagar de un extremo a otro reiteradamente, sin posibilidad de parar, dar la vuelta, o salir hacia otra vía. Y como en aquél anillo, lo harán eternamente, porque la actual quiebra económica de este ayuntamiento no augura nuevas inversiones para los próximos años.
Todo ello, en una vía exclusivamente diseñada para el vehículo.
Porque tampoco existen aceras peatonales. Parece increíble, pero no las hay. Les animo a visitarlo, porque parece mentira que una avenida urbana, que conecta barrios como el Infante Juan Manuel, y pueblos cercanos como Los Dolores, el caserío de La Azacaya o el Rincón de Villanueva, con la pedanía de Beniaján, en un tramo de apenas unos kilómetros, no disponga de aceras para el desplazamiento a pie, ya sea por ocio o necesidad.
Si hablamos de movilidad en transporte alternativo, nada bajo el sol. No existe carril bici, ni posibilidad de instalarlo. Qué fácil hubiera sido para miles de vecinos de Beniaján, ir a Murcia en bicicleta, en tan sólo unos minutos.
Tampoco hay carril bus, ni reserva para la instalación de un futuro tranvía. De eso nada. Los vecinos de Beniaján y la cordillera Sur, siguen con su autobús de siempre, por la vieja carretera, y no dispondrán de tranvía. Seguramente porque siempre han sido ciudadanos de segunda categoría para este gobierno municipal.
¿Dónde queda la movilidad sostenible, señora concejala de Medio Ambiente? Si toda alternativa al vehículo privado sigue siendo el vehículo privado. Si no solucionamos los atascos y las carencias de vías rápidas del municipio de Murcia. ¿Dónde queda?
Por eso creo que esta vía ya nace muerta, porque sólo es un by-pass de Los Dolores, que desemboca y muere en la misma carretera de toda la vida.
La prometida vía urbana a lo largo de toda la cordillera sur, sin atravesar los pueblos, seguirá esperando sine-die. A los pocos kilómetros de entrar en este anillo dantesco, una curva cerrada nos devuelve a la realidad de Murcia: la de las carreteras del s.XVIII, reasfaltadas, parcheadas, llenas de curvas y semáforos, y atestadas de vehículos y retenciones.