La Fundación Internacional de Derechos Humanos ha denunciado hoy la campaña de insultos, amenazas, deseos de muerte que está viviendo estos días el activista murciano y columnista del Huffington Post en España, Mariano Beltrán, por defender, sin atacar a nadie, una regulación de la gestación subrogada altruista en España.
Una prueba más de que las redes se han convertido en el vertedero público del odio, la estulticia y la miseria humana que muchos llevan dentro.
Una propuesta de este calibre tiene implicaciones bioéticas importantes. Habrá opiniones muy contrapuestas, pero el debate debe producirse en libertad y sin recibir insultos que, solamente denotan falta de argumentos de quien los profiere.
Un debate que, a la luz de las recientes encuestas de opinión, debe abrirse, al menos, para finalizar proponiendo una regulación que evite el mercadeo, el tráfico de personas, y la discriminación por razones económicas.
Una regulación, en definitiva, que nos ponga a la altura de este gran país que somos en asuntos bioéticos:
Un país en el que la sangre no se compra, los donantes son anónimos, y nadie los llama surtidores; un país en el que los donantes de semen son anónimos, y nadie los llama biberones; un país en el que no hay tráfico de órganos, porque el sistema es público y gratuito; un país en el que se adoptan niños pero no se compran en el mercado negro.
Y si puede ser, un país en el que no se insulte a quien defiende que exista un sistema público, altruista y gratuito por el cual haya mujeres que quieran donar su gestación a quienes no pueden concebir un hijo, sin que nadie las llame vasijas.