«Nos quieren imponer el pin parental porque donde está la educación en valores es donde se rompe el populismo», afirma el socialista
Jaime Ferrán 31.01.2020 | La Opinión de Murcia
El único murciano en el Parlamento Europeo entra a trabajar el lunes. Ha habido que esperar a que los británicos abandonaran la Unión para que le hagan un hueco, pero este domingo vuela a Bruselas para «ser la voz de todos los murcianos», con independencia, dice, de sus ideas políticas.
Nos citamos para hacer la entrevista en la terraza del edificio Moneo, anexo al Ayuntamiento de Murcia, donde fue concejal durante dos mandatos, de 2003 a 2011. Fue uno de los ediles que más peleó por sacar a relucir las prácticas de dudosa legalidad que ahora están en los tribunales que afectan a la capital de la Región. Ahora Marcos Ros Sempere vuelve al ruedo, pero en otros niveles. El lunes comienza en Bruselas su trabajo como eurodiputado. Y tiene muy claro cuáles son sus caballos de batalla.
Uno de los objetivos a los que la Unión Europea (UE) tiene que hacer frente es que la salida del Reino Unido no afecte negativamente a los que se quedan.
Se abre un período hasta el 31 de diciembre en el que está vigente el acuerdo aprobado entre la UE y el Reino Unido. En este tiempo se tiene que negociar la relación definitiva para el futuro. Voy a luchar por garantizar los intereses de los ciudadanos españoles en ese país, la defensa de los intereses de nuestras empresas exportadoras y por el colectivo de británicos residentes en la Región. Trataremos de que estas cuestiones se armonicen de la mejor manera posible para evitar que se sufran los menos efectos negativos posibles.
El euroescepticismo parecía que no iba con España hasta que algunas voces de Vox comenzaron a criticar algunas decisiones tomadas desde Bruselas, como el fallo del TJUE sobre Junqueras. ¿Le asusta?
Sí. El Brexit se ha producido, es una realidad. En lugar de lamernos las heridas, hay que poner remedio a esto. Desde el Grupo Socialdemócrata queremos reforzar el pilar político y social de la UE. Muchos habitantes sienten que la UE se dedica principalmente a temas comerciales, pero una grandísima parte de la legislación que se aplica en los países procede de la UE y esto la gente no lo sabe. En la Unión también avanzamos en derechos de la ciudadanía y de igualdad de oportunidades.
Algunos derechos que precisamente ahora se están poniendo en cuestión en España.
La ultraderecha los pone en cuestión. Se trata de derechos sociales que nos ha costado mucho adquirir y es una pena que con discursos fáciles y extremistas se pongan en entredicho. Si perdemos esos derechos se socava la convivencia.
¿Qué se puede hacer para que la gente tenga más interés por lo que se decide en la UE?
Falta mucha información y pedagogía. Solo hace falta mirar cómo vivíamos en el año 86 y cómo vivimos ahora. No solo la entrada supuso una inyección de fondos que modernizó el país de una manera impresionante, sino también la adquisición de derechos de ciudadanía, el Tratado de Schengen, la entrada en el euro€ El problema es que los Estados miembros muchas veces intentan patrimonializar los logros de la UE. Muchos ayuntamientos reciben fondos europeos y, salvo el primer día, no vuelven a decirlo. El desapego viene por desconocimiento.
Si todo es tan positivo, ¿por qué tienen tanta fuerza estos partidos que quieren, precisamente, acabar con la UE?
Tiene que ver con el desarrollo del populismo y la ultraderecha. Solo hay que ver a Trump, Bolsonaro, Salvini, lo que ocurre en Polonia y en Hungría y el propio Brexit. Hay mucha necesidad por parte de determinados actores internacionales de fragmentar las sociedades porque sacan beneficio del miedo. En la UE tenemos que luchar contra eso, controlando las injerencias electorales y reeducando el sentimiento de ciudadanía y de valores. Hay que reformular los principios de paz, convivencia y bienestar para luchar contra el virus del populismo y del extremismo, que ya se vio en los años veinte y treinta lo que provocaron. Ahora, después de la crisis que hemos pasado de 2008 a 2017, vuelven otra vez estos movimientos. No podemos condenarnos a repetir esa misma historia. Por eso es tan importante hacerles frente y luchar en defensa de nuestros valores, sobre todo ahora que quieren imponer cosas tan rocambolescas como el pin parental. Donde está la educación en valores, es donde se rompe el populismo.
¿Cree que detrás de medidas como esta hay un ataque a colectivos en concreto?
No me cabe la menor duda, esto es un ataque contra la diversidad LGTBI, el feminismo, la igualdad de oportunidades y contra la inmigración. Tras el pin parental subyacen xenofobia, homofobia y machismo.
Sus compañeros le preguntarán qué pasa en Murcia, donde triunfa precisamente uno de estos movimientos.
No podemos permitir que nuestra carta de presentación ante la sociedad española y europea sea que en la Región gana la ultraderecha en las elecciones generales. Tenemos que reaccionar. La educación en el respeto es esencial. En la sociedad que defendemos los socialdemócratas caben todas las opciones, pero la sociedad que defienden ellos no cabemos nosotros.
La acaba de declarar la Comisión Europea. Debemos ser el abanderado mundial de esta lucha. No solo la izquierda europea está sensibilizada, sino también la derecha, algo que en el caso concreto de España no sucede.
¿Cree que el Gobierno regional no está muy sensibilizado con este tema?
No me gusta lo que veo de la Región. El decreto del Mar Menor es miedoso y poco ambicioso, puro maquillaje ambiental. Tiran balones fuera e intentan confundir lo que es el cambio climático con los problemas que han llevado a la laguna a esta situación.
¿Terminará viniendo una instancia superior como la europea para obligar a la Región a tomar medidas efectivas?
En el Mar Menor hay doce zonas de protección definidas por la Unión Europea. La conservación de estas zonas, las competencias medioambientales, están cedidas a la Administración regional. Algo se ha estado haciendo mal.
Pero la UE también.
No ha hecho bien su vigilancia. Pero la semana pasada en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo el Grupo Socialdemócrata solicitó una visita de la Comisión Europea in situ al Mar Menor y ni el PP, ni Vox ni Cs votaron a favor. Si yo no abro las puertas de mi casa, probablemente esté ocultando algo.
De mudanza
¿Tenía ganas? ¿Se le ha hecho larga la espera?
En un principio, los británicos se iban el 31 de octubre, pero al final se acordó una prórroga de tres meses y una nueva convocatoria electoral, que también añade incertidumbre. No había semana en la que no me preguntara alguien cuándo me iba, cuándo se marchaban los británicos€ Eso crea mucha expectación.
¿Cómo se hace un traslado así? ¿Ya tiene casa?
No voy a ser el típico eurodiputado que está en Bruselas y no vuelve a su ciudad hasta que pasan los cinco años de legislatura. Pretendo estar representando a mi territorio, yendo y viniendo. Las primeras semanas voy a ir a un hotel de lunes a jueves y volveré a Murcia los fines de semana. Cuando lleve un tiempo, buscaré un alojamiento allí.
¿Siente el peso de ser el único murciano allí?
Al principio, no, pero conforme me lo iba diciendo la gente, me iba generando expectación. Siempre hemos tenido uno o dos eurodiputados y desde mayo nos habíamos quedado sin nadie. Aunque en el Parlamento Europeo no va por regiones, sino que funciona por países, es cierto que hay una responsabilidad y pretendo ser la voz de todos los murcianos allí, con independencia de mis ideas políticas.